viernes, 16 de diciembre de 2011

Mudar

En el baño vacío la bestia dejó su vestimenta, se desprendió de ella decidida a ser un individuo racional.
Perdió su contacto con la verdad de su naturaleza: el resguardo de su melena. El cobijo que la unía a las demás bestias con quienes compartía sus hábitos, sus maneras, su entender. Ahora confundida existe en un mundo que no entiende pero ya no puede regresar.
La expulsión del paraíso.
La creación de la conciencia.
El anonimato entre tantos cuerpos sin rostro  la llenan de vergüenza al sentirse parte de un sistema brutal; la ignorancia ya no es pretexto. Incertidumbre y deseo de resguardo.
No puedes huir, no hay lugar para el escape.
La bestia se mira y se esconde al saberse reconocida más nunca podrá desaparecer.









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