sábado, 17 de diciembre de 2011

“En la habitación vacía la bestia dejó su vestimenta”

La utilización del pelo en mi obra está relacionada con una parte ritual- simbólica. La práctica de la depilación del cuerpo es un rito personal donde se elimina el vello para aparecer con una piel desnuda y socialmente atractiva, acto de vanidad heredado de generaciones anteriores. También es un acto que corta nuestra relación de parentesco con las bestias, quitamos el abrigo de pelo que nos cubre y nuestra piel desnuda aparece vulnerable al medio ambiente. En algunas culturas es acto purificador y en otras es perpetuación de costumbres sobre la apariencia.


Ésta serie de tres cuadros está hecha con cera para depilar, después de hacer el acto ritual de retirar el vello la tira de cera es colocada con el vello  en la madera, como vestigio de lo que ha quedado después del acto, incluyendo imágenes hechas con transfer de autorretratos en negativo. 
Cera para depilar, vello y transfer, Medidas: 30 x 30, 2011










 






Fotografía Digital




viernes, 16 de diciembre de 2011

Mudar

En el baño vacío la bestia dejó su vestimenta, se desprendió de ella decidida a ser un individuo racional.
Perdió su contacto con la verdad de su naturaleza: el resguardo de su melena. El cobijo que la unía a las demás bestias con quienes compartía sus hábitos, sus maneras, su entender. Ahora confundida existe en un mundo que no entiende pero ya no puede regresar.
La expulsión del paraíso.
La creación de la conciencia.
El anonimato entre tantos cuerpos sin rostro  la llenan de vergüenza al sentirse parte de un sistema brutal; la ignorancia ya no es pretexto. Incertidumbre y deseo de resguardo.
No puedes huir, no hay lugar para el escape.
La bestia se mira y se esconde al saberse reconocida más nunca podrá desaparecer.









jueves, 15 de diciembre de 2011

Creo que los animales ven en el hombre un ser igual a ellos que ha perdido de forma extraordinariamente peligrosa el sano intelecto animal, es decir, que ven en él al animal irracional, al animal que ríe, al animal que llora, al animal infeliz.

Friedrich Nietzsche

Para vincular a la especie humana con la, aparentemente subordinada, especie animal, de una forma burda y abstracta, sólo basta adelantarnos al destino irrefutable que ambas especies comparten: la expiración.

El sepelio de los hombres es un rito religioso, social y cultural, devenido muchas veces por la necesidad de un “descanso eterno”. Así, la muerte como creencia, es un proceso de separación, donde la energía y la materia se desintegran. Pero, ¿cuál es la importancia de un cuerpo en descomposición, que no es humano?, ¿qué réquiem hay para el alma de un animal?

Como una especie de muerte voluntaria, la artista Karina, se introduce en ese mundo pestilente. La inexistencia nauseabunda y los residuos de un cuerpo que alguna vez estuvo vivo, forman el proceso de la obra; el cual, en un sentido idílico, es un proceso de resurrección.

El cabello es la añadidura primitiva que nos hace bestias. Y, curiosamente, es la vinculación más precisa con la especie animal. He ahí el sentido y valor estético que la obra busca enfatizar.

Este puede ser el testimonio real de que el hombre es tan innecesario como un animal. Que la misma naturaleza se impone a los ideales humanos. Pues la muerte hace con todos los cuerpos el mismo trabajo: la extinción y el escape de un aliento.
Montserrat Ocampo Miranda
Partículas efímeras en suspensión momentánea
Cuando mueres para permitirte la entrada al cielo debes llevar todos tus cabellos, de lo contrario tendrás que regresar a vagar por la tierra en busca de ellos, recorriendo todos los lugares donde anduviste hasta recoger el último cabello.
Mito popular

Caminar trazar líneas, ocupar espacios, la construcción de una vida se basa en ello, en todo momento estamos trazando líneas, líneas que marcan rutas, rutas de las cuales la mayoría se convertirán en cotidianas, otras quizá serán solo un instante jamás vuelto a recorrer, lo efímero del tiempo que come poco a poco, a veces con cadencia lenta, eterno. Pero al final termina muriendo, disipándose en el registro de la memoria.
Estas líneas las asocio con el pelo: vestigio último de un cuerpo antes habitado, ahora marchito entrando a la putrefacción. El pelo sigue ahí creciendo y nutriéndose aún, proceso biológico tan místico que eleva la  prolongación del tiempo.
Caminé por lugares cercanos a mí en busca de aquellos animales que mueren en las calles y que pasan desapercibidos como parte del paisaje urbano siendo un hecho cotidiano sin mayor relevancia, pero este lugar de presencia-ausencia, vida-muerte para mí cobra significado: deja de tratarse de seres extraños, de animales ajenos. Se trata de la vida misma, de mundos paralelos donde ambos desembocan en el sueño interminable.
Primer encuentro:
02/03/2009 3:34
Se trata de un cuerpo de tlacuache encontrado a un lado de los escalones lado derecho de la facultad de agropecuaria, UAEM, cerca del estacionamiento. Parecía tener 1 o 2 días de muerto. Dormido las moscas no dejaban de acosarlo, su olor peculiar de cadáver inundaba el ambiente, tome un mechón de su pelo que se desprendió con tanta facilidad como si le urgiera despojarse de él pero al mirar el hueco que dejaba sentí escalofrío y ganas de devolverle lo robado y pedirle una disculpa por desnudarlo groseramente, pero indulgentemente el asintió a que yo lo tomara, se encontraba ya en el viaje sin retorno, no lo necesitaría más.

Paso el tiempo y el cadáver siguió su con su proceso de putrefacción. En unos 15 días el cuerpo como tal había desaparecido y sólo quedaba la última evidencia: el pelo, esparcido por todo el espacio que había ocupado el cuerpo e incluso un poco más alejado dejando así un hueco entre la maleza seca, en algunas partes estaba la huella de color negro que suelen dejar los muertos en el lugar que ocuparon durante mucho tiempo.

Así que lo guarde todo en una bolsa de plástico y éste es el pelo que alimentó la pieza: una línea de pelo que se eleva al cielo.